Somos lo que absorbemos, no lo que comemos.
Durante generaciones hemos postergado nuestra salud intestinal, hemos visto por fuera divisiones sociales, guerras, somos parte de una guerra bacteriológica actual y aún así la importancia de la vida microbiana que nos habita sigue siendo vista muy por encima. Desde la asepsia total inculcada por Pasteur y la competencia de Darwin hemos crecido mamando una gran mentira, la esencia yace en la simbiosis, la cooperación mutua y lo vemos en nuestro cuerpo. Aunque, qué queremos alimentar? División o unión?
Por cada célula que nos compone co-habitan nuestro Ser 10 microorganismos. Si, somos más 'bichos' que células. Solo a nivel intestinal abundan alrededor de un kilo de ellos. Nuestro centro, el laboratorio del cuerpo, por dónde se filtran toxinas tanto físicas como emocionales, dónde se absorbe y clasifica todo lo que ingresa. Necesita ser reparado, necesita repoblar los microorganismos beneficiosos, las paredes y mucosa intestinal necesitan volver a actuar de barrera.
Y vos, en qué estado lo tenés? Te lo has preguntando?
Reparar los tejidos es el último eslabón que queda suelto al transitar limpiezas de todo tipo y grandes cambios alimenticios. La suplementación ocupa un rol muy importante y aún más teniendo en cuenta el gut brain axis, ese eje intestino cerebro dónde interviene información tal como los neurotransmisores.
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