Los cambios realmente son de adentro hacia fuera. Y qué mejor puede ser si los involucrados son nuestros microorganismos amigos.
Por cada célula humana hay 10 microorganismos, seguramente me escuchaste hablar bastante de esto, es que sí, teniendo en cuenta esa base podemos empezar a leernos mejor, aprender a leer nuestro cuerpo es primordial.
Algo que veo muy seguido son signos de inflamación, que van desde una inflamación cerebral, a una inflamación en la zona abdominal (visceral, que involucra hígado, riñones, intestinos...).
La inflamación podemos entender que parte de una acumulación de toxinas, de daño tisular (en los tejidos), una sobre carga de los mismos, y sobre todo un desorden, desorden en nuestros microorganismos, desorden en nuestra alimentación, desorden en fin.
Muchas veces pensé que la palabra disciplina podía chocarnos, que el orden también choca, sin embargo la realidad es que todo en la naturaleza se rige por un orden, te imaginas un día el sol sin salir? Porque no tenía ganas, o a un árbol no respetar sus fases? Y así podemos trasladarlo a nuestras vidas. Lamentablemente vivimos en sociedades que corrompen nuestros ritmos naturales y nos alejan a su vez, peeero! Hay una buena noticia con esto, y es que el orden y la disciplina no tienen por que ser malos, ni duros o con "sacrificio", pueden ser con amor y desde el amor.
Hoy te voy a contar un poco sobre la situación de tu sistema digestivo, que afecta a todo el organismo, como esa frase un poco cliché que dice "la salud y la enfermedad comienzan en el intestino", de nosotros depende lo que vaya a crecer allí, salud o lo contrario.
El ácido del estómago sabemos que es necesario para una digestión saludable. La descomposición y absorción de nutrientes se produce en un rango específico de acidez en el estómago.
Si no hay suficiente ácido, las reacciones químicas normales requeridas para absorber los nutrientes se deteriora.
Un ácido estomacal bajo también perjudica la digestión de hidratos de carbono.
El ácido del estómago (HCL) es compatible con la descomposición y absorción de los hidratos de carbono mediante la estimulación de la liberación de enzimas pancreáticas en el intestino delgado.
Si el pH del estómago es demasiado alto (debido a una insuficiencia de ácido estomacal), las enzimas pancreáticas no serán secretadas y los hidratos de carbono no se descompondrán de manera apropiada. (diabetes vinculado a esto por ejemplo).
Estos carbohidratos no digeridos provocan un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado (también conocido como “SIBO”) que a su vez conduce a un aumento de la producción de gas y molestias digestivas.
Venimos de muchas generaciones que se han salvado por consumir hidratos de carbono, de hecho tenemos una memoria neuronal de supervivencia que nos hace pensar en las pastas de la abuela y nos transmite amor, y vemos un panorama muy complicado sin incluir hidratos, ya sea por esto o por alguna corriente de alimentación que mi sistema de creencias cree es mejor que otro. Por todos estos motivos hoy por hoy no gozamos de una salud digestiva muy amplia y una necesidad enorme de equilibrar los ácidos estomacales, las paredes intestinales, la mucosa de todo el organismo, entre otros aspectos.
Algunas soluciones que podes aplicar incluyen tratamientos con aceite de neem, clorhidrato de betaína, enzimas digestivas, enzimas pancreáticas, y suplementación de vitaminas, aminoácidos y minerales.
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